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El amor al pollo te robará el corazón

Los beneficios para la salud del pollo son muy conocidos hoy en día. Es por eso que comer carne avícola te va a robar el corazón pero te lo va a devolver muy sano. Te vamos a contar por qué.

Se ha podido demostrar científicamente que el consumo de carne avícola es muy favorable para lograr un corazón fuerte y sano. Desde su alto contenido en proteínas hasta las vitaminas que aporta, se puede ver que este tipo de carne tiene mucho que ofrecer.

Hay estudios que demuestran que las personas que consumen de manera habitual carne de pollo, pavo y otras aves aptas para el consumo, han tenido una reducción significativa en las partículas de colesterol LDL (colesterol dañino) sin modificar el colesterol HDL (partículas beneficiosas).

Esto se debe al alto contenido de proteínas y grasas no saturadas  que tiene la carne avícola, en general, y que la convierten en una buena opción para la salud cardiovascular.

La proteína fortalece los músculos, lo que ayuda a la función del corazón, mientras que las grasas no saturadas ayudan a reducir los niveles de colesterol. El pollo también es una gran fuente de ácidos grasos omega-3, vitamina B6, B12, niacina y selenio. Los omega-3 son importantes para mantener niveles saludables de presión arterial y para mantener la sangre delgada. La vitamina B6 ayuda a metabolizar los carbohidratos y las proteínas en energía para el cuerpo, mientras que la B12 ayuda a la producción de glóbulos rojos. La niacina juega un papel importante en la reducción de los niveles de colesterol LDL.

La pechuga de pollo, pavo, codornices y todo tipo de aves sin piel es uno de los cortes de carne más magros del mercado, con un contenido de grasa de tan solo 1,6 gramos. También es bajo en calorías, lo que lo convierte en el alimento perfecto para las personas que están tratando de perder peso o mantenerlo.

Tu corazón va a estar enamorado del pollo en una relación duradera, en la que seréis felices y seguro que, si coméis perdices, ¡al pollo y al pavo también te los comerás con los ojos… y con la boca!