Esta es la entrevista de Jordi Montfort para Alimarket respondiendo a preguntas sobre el sector de la carne de ave en España durante esta pandemia del COVID y sus consecuencias:
Jordi Montfort (Propollo): “ Las pérdidas previstasde 600 M€ para el sector avícola siguen siendo un escenario plausible ”
Alimarket: ¿Cómo definiría la evolución que
estaba siguiendo el mercado justo antes de
la declaración del estado de alarma y la
extensión del Covid-19 en España?
Jordi Montfort: El sector avícola, y en concreto el
de producción de carne de pollo, pavo y otras
especies, vivía antes de la pandemia una situación
relativamente estable tras varios años convulsos, marcados por una bajada
brutal de precios y una imagen aún por consolidar. Las empresas habían
hecho una parte importante de los deberes para afrontar dos grandes retos:
por un lado, el diseño de una estrategia proactiva para la recuperación de los
niveles de consumo de años anteriores; y por otro, la modernización de sus
procesos de producción para responder a las exigencias de los clientes
directos (gran distribución y mayoristas) así como clientes finales, los
consumidores. Siendo un sector que representa el 23% del consumo de carne
de nuestro país, con más de 2.300 M€ de facturación al año, y más de
40.000 empleos directos, el gran reto era el reconocimiento de nuestro
sector como parte de nuestra riqueza gastronómica, tanto nacional como
internacional, así como su posición como actividad esencial de nuestro tejido
económico.
A.: ¿Cómo se han visto afectadas estas tendencias desde entonces?
J.M.: Esta pandemia ha puesto en evidencia algunas de las discriminaciones
que veníamos denunciando hace tiempo, y si bien el sector avícola ha
respondido con compromiso, responsabilidad y sin bajar en ningún momento
los brazos, hemos vuelto a ser excluidos de la consideración de sector
esencial, obviando nuestro papel como generador de empleo local,
especialmente en zonas de la España vaciada, y por lo tanto, privándonos de
parte de las ayudas para garantizar nuestra operatividad a corto y medio
plazo, y que puede tener graves implicaciones a largo plazo. Sin embargo,
lejos de caer en el victimismo, nuestro sector, representado al 95% en
Propollo, ha visto que es más necesario que nunca seguir con nuestra hoja
de ruta. Seguimos manteniendo nuestras acciones de promoción de
consumo de carne avícola, conscientes además de la importancia que tiene
en la cesta de la compra de los ciudadanos. Y porque además es un
compromiso asumido con toda la cadena de valor, incluidos la distribución y
los establecimientos del canal Horeca. Las acciones con motivo del Día
Mundial del Pollo Frito o para el incentivo del pollo asador son algunas de
ellas.
Por otro lado, se mantienen las inversiones en tecnología y bioseguridad de
nuestros centros. La innovación es un poderoso aliado de nuestras
compañías; nos ayuda a ser más productivos, y también más sostenibles,
más responsables con el medioambiente, y más cercanos a lo que los
consumidores esperan de nosotros.
A.: ¿Cómo han evolucionado las ventas y la demanda en los primeros
días de confinamiento y luego posteriormente una vez superados los
primeros días de mayor acopio y ya con el arranque de la
desescalada?
J.M.: Hay una cifra que resume la situación. En abril anunciamos unas
pérdidas potenciales de más de 600 M€ del sector avícola para 2020 si no se
respondía con rapidez por parte de las administraciones públicas. Y es que
como todos los sectores, hemos visto cómo de la noche a la mañana una
parte de nuestras ventas desaparecían por completo, con el cierre del canal
Horeca. Si bien durante las dos primeras semanas de confinamientos los
consumidores acudieron a sus establecimientos de distribución para contar
con carne avícola en sus cocinas, haciendo que durante esos días igualara la
pérdida de demanda de restaurantes, hostelería o colectividades,
inmediatamente después se estabilizó y la realidad muestra un descenso al
menos del 25% en nuestras ventas. Algo en lo que incide también la
ausencia de turismo, un público habitualmente consumidor de pollo en la
zona de la costa. Pero esta pandemia es global, y lo que sucedía en España
venía ya afectando a otros mercados. Y ahí viene una “tormenta perfecta”,
pues el mercado español se ha visto inundado de oferta de excedentes de
carne avícola a precios de derribo procedente de países como Italia, Polonia
o Brasil. Situación que provocó nuevos excedentes de la oferta nacional.
Hemos visto que una parte de nuestros canales de venta se han mostrado
responsables con la calidad habitual de nuestras empresas y ha preferido
optar por productos de origen español, pero no ha sido generalizado, y de
nuevo hemos experimentado más pérdidas. Unido a que las administraciones
tanto españolas como europeas no han incluido en sus ayudas para el
almacenamiento en frío (que sí han recibido otros sectores), ha provocado
una caída injustificada de los precios.
A.: ¿Cómo han reaccionado las empresas cárnicas a esta situación?
¿Qué medidas han tomado para mantener la actividad?
J.M.: El sentimiento generalizado de los profesionales del sector
agroalimentario ha sido de responsabilidad y compromiso para responder
más que nunca a nuestros consumidores. Asumiendo todas las medidas de
seguridad para proteger a nuestros profesionales, facilitando su actividad
diaria, incluido el desplazamiento a sus centros de producción, y adoptando
las inversiones necesarias para que nuestra cadena logística llegara a tiempo
a todos los puntos de España con el producto que reclamaban los
consumidores. Somos uno de los sectores con más controles de bioseguridad
per sé, y nuestros centros son pioneros en materia de protección de
ambientes, equipos de protección para nuestros empleados, o seguimiento
de la calidad de nuestros pollitos. Hemos desarrollado una intensa labor de
coordinación entre todas las empresas asociadas (más de 65 compañías,
5.000 granjas y 280 centros de despiece) y las administraciones locales, así
como las fuerzas de seguridad del Estado, etc. Nuestro objetivo ha sido
detectar todas las necesidades, responder con rapidez a cualquier incidencia
y mantener la operativa de una industria esencial para la alimentación de
millones de personas.
A.: ¿Cuáles han sido las principales dificultades a las que se han
tenido que enfrentar?
J.M.: Hemos tenido por un lado dificultades operativas, propias de una
situación desconocida para todos y que nos ha obligado más que nunca a ser
resilientes, y también dificultades estructurales. En el primer caso lo
mencionábamos con anterioridad. Miles de profesionales en nuestros centros
de actividad, a los que se unían los veterinarios, empresas de servicio y
suministradores, proveedores de productos de alimentación o de salud, etc.
Como todos los sectores, hemos tratado de mantener la calma y ofrecer
respuestas a nuestros asociados para asegurar su negocio. En cuanto a las
dificultades estructurales, hablamos del apoyo de las administraciones
públicas. Tanto en España, a través del Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación, como con la Comisión Europea, a través de nuestra
participación en la organización AVEC, hemos reclamado medidas de apoyo a
nuestros sector. Además del almacenamiento en frío, reclamamos
compensaciones a los granjeros por pérdidas de su productividad y que
nuestro sector fuera incluido en los planes sectoriales del ICEX para la
promoción de la carne avícola en el extranjero, algo que no sucedía aún
contra toda lógica. En este último punto hemos tenido respuesta y ya
estamos trabajando con el ICEX para incentivar nuestras ventas en el
exterior, pero es una medida a medio-largo plazo. A corto, la ausencia de
ayudas para el congelado de aves ha supuesto que miles de aves no
pudieran salir de las granjas, pues el precio de venta era incluso inferior al
de procesado necesario para ello.
A.: ¿Qué cambios considera que se van a producir a futuro en el
sector cárnico a raíz de la crisis actual? ¿Hacia dónde se puede
dirigir? ¿Qué oportunidades detecta?
J.M.: Esta pandemia ha hecho que muchas empresas tengan que
reinventarse, pero una industria como la agroalimentaria no puede cambiar
sus cimientos de la noche a la mañana. Estamos preparados para ser
innovadores, para reinventar nuevas propuestas de servicio, para luchar en
el mercado internacional como un referente de la gastronomía y calidad de
productos españoles, pero esto no va a responder a las necesidades a corto,
y más si el turismo no se reactiva o volvemos a nuevos brotes y
confinamientos de la población, y por lo tanto cierre del canal HORECA.
Como Propollo, mantenemos nuestra posición proactiva para mostrar a los
consumidores los beneficios del consumo de pollo, pavo y otras aves en sus
hogares. Y si es posible, volviendo a un consumo de la materia prima
cocinada en el hogar, de recuperar los orígenes de nuestra dieta
mediterránea, del consumo de productos naturales. Esto dependerá de los
cambios de hábitos de los consumidores, y también de la adaptación de toda
la cadena de valor. Hoy más que nunca las personas pueden acceder al pollo
como un alimento asequible, de calidad y con importantes beneficios para su
salud.
A.: ¿Cómo está afectando la situación al canal de exportación y como
prevén que evolucione en los próximos meses?
J.M.: Enganchando con la pregunta anterior de oportunidades, la
exportación es una de ellas. El 95% de la producción de carne avícola se
destina a consumo interno, por lo que tenemos muchas oportunidades de
avanzar en la exportación a nuevos mercados, especialmente Europa y Asia,
pero diferenciándonos de otros mercados por calidad y servicio de nuestras
empresas. Estamos creando un nuevo sello de calidad del sector avícola para
el exterior, que represente nuestros valores y beneficios, que sea sinónimo
de la calidad gastronómica de nuestro país. Como Propollo seguimos con una
intensa labor de representación de nuestro sector en nuevos mercados para
abrir nuevas oportunidades.
A.: El canal horeca ha sido claramente el mayor perjudicado, siendo
un destacado cliente del sector cárnico. ¿Cómo le ha afectado al
sector el cierre de estos establecimientos y qué perspectivas tienen
de cara a la recuperación? ¿Con qué ritmos prevén que se produzca
la desescalada y se pueda empezar a recuperar este canal?
J.M.: El 25% de la producción avícola se destinaba al canal HORECA en el
momento de la declaración de la pandemia. Y su recuperación es una
incógnita, pues va ligado no solo al desconfinamiento de la población
española, sino a la llegada de turistas. Hablamos de un reto de confianza
exterior, de evolución de la propia pandemia y los temidos rebrotes, y
hablamos de sectores como el de restauración que se ha visto diezmado con
miles de cierres en todo el país. Las pérdidas previstas de 600 millones de
euros siguen siendo un escenario plausible, y cualquier desescalada apenas
revierte una parte de esta cifra. Pongamos el ejemplo del pollo asador.
Vinculado habitualmente al consumo en costas, no solo turistas
internacionales, también españoles, su evolución está siendo muy lenta, y
entra en juego nuevos hábitos como el delivery o la compra en
supermercados o centros de distribución que se han reconvertido para
ofrecer comida preparada, como el propio Mercadona, entre otros. Sigue
siendo una incógnita su evolución y cómo responder desde el sector avícola,
pues nuestros procesos de producción nos llevan a ciclos de 3-4 meses
donde cualquier desvío entre lo planificado y la realidad puede resultar
catastrófico para cualquier empresa.
A.: ¿Cuál es la valoración que hacen del comportamiento del canal
tradicional y libre servicio en estos meses y como evolucionará a
corto y medio plazo?
J.M.: Sin duda ha sido vital para muchos consumidores. Hemos visto como
una parte del canal tradicional ha respondido con nuevas opciones de
delivery a domicilio a sus clientes habituales, e incluso algunos que no lo
eran aún han descubierto que en su barrio o pueblo contaban con buenos
establecimientos y profesionales que seguían respondiendo en todo
momento. Es difícil predecir cómo evolucionarán estas cifras, pues estamos
viendo cómo se van a producir cambios de hábitos en el comportamiento de
los consumidores. Las compras por Internet se han disparado, con cifras que
hablan de más de 4 millones de nuevos usuarios de este tipo de acceso a
sus productos, pero aún queda por saber cómo adaptar nuestros negocios a
esa nueva realidad. Es destacable en algunos comercios el sentido
colaborativo desplegado, uniéndose establecimientos de diferentes tipos de
productos, y también la adaptación de sus logísticas. Será interesante ver
cómo evolucionan y sacan partida de experiencias que ya venían siendo
testadas a nivel de e-commerce en otros sectores.
A.: ¿Qué opina de cuestiones como la sostenibilidad, bienestar
animal, el consumo saludable, ecológico, premium… que estaban
consolidándose antes de la crisis? ¿qué desarrollo tendrán?
J.M.: Los retos en sostenibilidad son los retos de nuestra sociedad en el
presente y en el futuro. Hoy más que nunca nos preguntamos en qué tipo de
mundo queremos vivir, cómo queremos que sean nuestras sociedades, y ahí
la sostenibilidad medioambiental ocupa un papel destacado en las agendas
de las empresas y en las preferencias de nuestros clientes. El sector avícola
viene desarrollando importantes inversiones en materia de modernización de
instalaciones, de acceso a nuevas fuentes de energía renovable, de
aplicación de economías circulares o gestión de residuos. Pero es un
compromiso global, y por lo tanto debe seguir siendo incentivado desde las
administraciones públicas, para extender al máximo de empresas posible las
posibilidades de adoptarlas.
En cuanto al bienestar animal, el sector avícola forma parte de numerosas
iniciativas interprofesionales para garantizar que nuestros compromisos se
trasladan a la realidad. Creo que de forma progresiva se va a adoptando en
todo nuestro sector, y es algo que forma parte también de nuestro sello de
calidad de producto español. Las diferentes variantes, incluidas las
“ecológicas” o “premium”, responden a estos mismo criterios estrictos de
calidad.
En cuanto al consumo saludable de alimentos, somos uno de los productos
con más propiedades, rica en proteínas de alta digestibilidad y con beneficios
demostrados en nuestros sistema nervioso, óseo y musculatura.
A.: Desde el punto de vista operativo, ¿qué cambios se impondrán
en las empresas cárnicas, en aspectos como sus sistemas de
trabajo, productivo, seguridad, logística…?
J.M.: Como hemos mencionado, el sector avícola es una de las industrias que
más invierte en sistemas de bioseguridad y controles de sus procesos. Esta
pandemia está obligando a ser muy flexible a la hora de aplicar nuevas
normativas y realizar un seguimiento exhaustivo de la salud de nuestros
trabajadores, y nuestro compromiso para con ellos y los consumidores es
máximo. Hablamos de una industria con miles de empresas implicadas, en
un complejo ciclo de vida desde el origen hasta llegar al consumidor, pero
estamos preparados para abordarlo. Siendo una industria esencialmente
presencial, vinculada a la cría de animales y su procesamiento, no podemos
abordar opciones como el teletrabajo de forma masiva, pero sí una gestión
de datos descentralizada y acceso a nuevos servicios en la nube para
relacionarnos con nuestro ecosistema de empresas y profesionales. Será
interesante seguir la evolución de esta y otras innovaciones.
A.: En la cadena de valor, ¿cómo influirá la crisis a futuro en cuanto
a su gestión, subida de precios en origen y en tienda, posibles
desabastecimientos, etc.?
J.M.: Hemos pasado por momentos muy complicados y la industria avícola
ha respondido de tal manera que no se contempló un desabastecimiento de
la población. Queremos enviar un mensaje de tranquilidad a todos ellos, así
como a nuestros clientes. Sin embargo, lejos de pensar en escenarios de
subida de precios, nos hemos visto abocados en un primer inicio a todo lo
contrario, a una bajada injustificada de los mismos, más si cabe con el
esfuerzo e inversiones necesarias para dar la respuesta ejemplar que se ha
visto. La carne avícola, sea pollo, pavo u otras aves, seguirá siendo una de
las opciones más asequibles y de calidad para los consumidores, y
esperamos que esta crisis muestre nuestro valor como industria para todos
ellos.
A.: ¿Propone alguna medida conjunta que desde el sector se podría
acometer para paliar la crisis y aprovechar las oportunidades a
futuro?
J.M.: A modo de resumen, esta crisis es global, afecta a todos los segmentos
de nuestra sociedad, a todos los tejidos productivos, y a una población que
vive con la incógnita sobre cómo se comportará la economía y el empleo en
los próximos dos años al menos. Queremos ser optimistas, pensar en que
podremos superarlos y formar parte de esa nueva normalidad. Si acaso,
nuestro deseo es afianzar valores como la solidaridad, la colaboración de
toda la cadena de valor, de responder a la población con calidad y servicio,
sinónimo de nuestra industria. Las oportunidades nos hacen mirar al exterior,
a nuevos mercados, pero hoy más que nunca la competencia va a ser
extrema. Aprovechemos todo lo bueno conseguido por miles de
profesionales y empresas en nuestro país para mostrar con orgullo nuestro
sector avícola fuera de España.
Fuente: Alimarket 18.09.2020